Escrito por María Marín Ros.
Contado por José Ros Morote
Mi abuelo tenía dos o tres años cuando empezó la guerra. Él
recuerda que su padre estaba metido en la política, y en aquellos tiempos fue
alcalde de Cieza y gobernador de Murcia. En Cieza, hubo familias que pasaron
hambre y otras que no, pero mi abuelo dice que su padre se preocupaba más por
el pueblo que por su familia, así que él y sus hermanos sí que pasaron hambre,
por eso su madre tenía que trabajar para que pudiesen vivir.
El padre de mi abuelo era socialista y, cuando pasó la
guerra, lo metieron en la cárcel por estas ideas políticas. Estuvo en la
prisión de Cieza, Murcia y Burgos, donde fue amenazado con pena de muerte.
Entonces mi abuelo empezó a ir al colegio, aunque era muy diferente al actual. No iba todos los días, ya que también ayudaba a su familia trabajando. En el colegio le daban de comer a él y a sus hermanos porque su familia estaba pasando por una situación económica difícil. Mientras, la madre de mi abuelo tenía que trabajar cosiendo para ganar dinero y sacar adelante a sus hijos. Aun estando su padre en la cárcel, mi abuelo y sus hermanos tuvieron que empezar a trabajar para poder subsistir, así que mi abuelo, con siete años empezó a trabajar con esparto, dándole a la rueda, haciendo estropajos, hilando, etc..
Entonces fue cuando su padre salió de la cárcel, y mi
abuelo empezó a trabajar como albañil.
El pueblo, en aquellos tiempos era mucho más pequeño que
ahora, se basaba en el casco antiguo y el actual “Paseo de los Mártires”, y
todo lo demás eran campos de cultivo, lo que actualmente es totalmente diferente,
ahora está todo edificado, el pueblo ha crecido muchísimo. Ha cambiado todo,
las viviendas solían ser casas y ahora suelen ser edificios. Los comercios eran
pequeñas tiendas y no grandes supermercados.
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